El pasado 29 de septiembre, dos funcionarios de la Brigada de Homicidios y del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones se constituyeron en Puerto Williams para recabar antecedentes en torno a la muerte del pescador artesanal José Santos Segundo Uribe Miranda, de 62 años.
La víctima, quien trabajaba en la lancha María Alejandra III, falleció en dudosas circunstancias en aquella localidad el día 12 del mismo mes, estando en tierra durante un período de varada. Preliminarmente se había informado de un ataque cardiaco en la vía pública. Más tarde se verificó que había fallecido al interior de un domicilio, y en su autopsia se verificó la presencia de heridas y hematomas en el cuerpo, y un golpe serio en la cabeza. Un Tec cerrado grave fue la causa de muerte.
Consultado sobre el resultado de estas diligencias, el comisario Eric Martínez, jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI, indicó que su personal concurrió allá y se realizó una investigación completa. Para ello se fijó el sitio del suceso y se tomó declaración de testigos en torno al caso. Como conclusión, se estableció que la muerte de la persona era consecutiva a una caída de tipo accidental: “él había sufrido caídas anteriores y muchas de esas lesiones que él tenía fueron detalladas por los mismos testigos”. A éstos les había manifestado que se había lesionado al caerse, y varias de las lesiones fueron retratadas de esa forma por él ante los testigos, “en el fondo están todas detalladas y la lesión que le causa la muerte es consecutiva a una caída”.
Martínez agregó que los funcionarios no establecieron participación, ni responsabilidad de terceras personas en el hecho. Este caso se produjo “siempre en circunstancias de consumo de alcohol, en estado de ebriedad.
Generalmente todas esas situaciones de lesiones se dan en el contexto de ingesta de alcohol, porque con el consumo de alcohol la persona es peso muerto y cae”. Con ello, se expone a sufrir alguna lesión de gravedad si se golpea la cabeza.